Digan wisky

Una mesa, cuatro comidas, cuatro familias. Lo que no se muestra, lo íntimo, la contracara del retrato familiar, lo que no queda para la posteridad.

La propuesta estética se apoya en el lenguaje de humor y el absurdo para acceder a un trasfondo dramático que permanece latente en estas historias. Los conflictos no se resuelven porque no encuentran una alternativa feliz dentro del círculo íntimo. La familia o la pareja suponen un refugio, un lugar seguro para desarrollarse como ser humano; pero, en esta obra, nos empuja a la angustia y a la despersonificación.

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