Gurka, un frío como el agua, seco.

En un monólogo al borde de lo alucinatorio, lo onírico y lo trágico, "Gurka" -de Vicente Zito Lema- explora la voz de un ex combatiente de Malvinas. Miguel, aprisionado en un psiquiátrico, vive atrapado en una zona de sus recuerdos o quizá en una irrealidad fantasmal.
El encierro del personaje proyecta, como en un torrente asfixiante, el agua de la guerra, el frío del dolor y de la sequedad de la paranoia.
La máquina alucinante de nuestra memoria como país se pone a funcionar.
La espesura y lo irreal de esta puesta nos invitan a desentrañar el laberinto de una mente, a partir de un laboratorio escénico que combina elementos de expresión corporal, monólogo, estimulación sonora y auditiva. La diversidad de recursos está al servicio de un viaje interior por las zonas de un alma cuyo recuerdo de la guerra late como la llaga de una herida, hija de un país y de una época incomprensible.