La complicidad civil

El título resumido de "La complicidad civil", y que reúne a las dos obras del dramaturgo Jorge Palant, habla por sí solo.
Las dos obras tienen el mismo origen: frases escuchadas a las que la escritura instaló en la realidad que nos tocó y nos toca vivir.
"Ustedes pasan, nosotros quedamos", pronunciada por un pasajero que reconoció a una periodista de la TV Pública, dicha en un barco en medio del alboroto cobarde en el que se atacó la persona del Ministro de Economía, o "Pero estos tipos ¿no tienen familia?", dicha por un actor invitado a un programa, y que apuntaba no sólo al entorno de los represores sino a los civiles cómplices de delitos de lesa humanidad, son disparadores de estas dos piezas reunidas en "La complicidad civil".

"Derretida máscara obscena"
El único hijo de un matrimonio de clase media alta vuelve a la casa de sus padres después de años de haberse alejado. El motivo de su alejamiento cobra dimensión en aquello que lo empuja a regresar: ha visto en un diario de Lima una foto en la que su padre (un empresario de cierto nombre) es llevado detenido al juzgado en el que habrán de indagarlo por su participación en crímenes de lesa humanidad ocurridos durante la última dictadura. El choque entre padre e hijo se produce, y deja abierta la puerta de un imposible retorno.

"El pueblo en sombras"
Un empresario de alta gama (manzanas, madereras) tropieza con el fantasma de una mujer muerta "que por ser jueves da vueltas en una plaza. Lo hace sola). Pasado el primer momento de sorpresa adviene un diálogo en el que el fantasma de la mujer le reprocha la desaparición de su marido una noche "en la que el Alto Valle quedó a oscuras". Ese fantasma parece haber salido de la conciencia paranoica del empresario, quién de a poco confiesa con cierto deleite los episodios por los que está empezando su indagatoria judicial. La llegada de la esposa de aquél incluye un dato de realidad: el hombre está cumpliendo arresto domiciliario, se ha escapado y ha llegado...a esa plaza