Biblioteca Fútbol Club

Canchitas convertidas en ollas a presión, jugadas en busca de un escape, campeonatos transformados en competencias descarnadas y cargados de intolerancia. El fútbol infantil, una excusa.

Las madres del equipo de fútbol del Club Biblioteca planean un golpe maestro para ganar, por primera vez, el campeonato de Papi fútbol. A pesar de los sobornos, las trampas, las intoxicaciones, su equipo es tan pésimo que nunca logra ganar. Su archi-rival, las madres y el equipo de "Flor de Trébol" son los candidatos naturales a salir victoriosos nuevamente, quitándoles así la última oportunidad para que los integrantes del Club Biblioteca hagan felices a aquellas madres. Es el último año que los chicos juegan, es la última oportunida para éste grupo de madres de, al fin, triunfar. Una nueva esperanza nace cuando Pocha, la directora técnica, encuentra en un potrero a una futura estrella mundial, El Pibe, que con sus gambetas puede llevar definitivamente a la gloria a Club Biblioteca.

"Decidí poner en escena este espectáculo en la búsqueda de mostrar y reflexionar respecto de la degradación en la que, muchas veces, cae el amor de una madre cuando se empecina en obtener los logros que ella no pudo en su vida, utilizando la de su hijo para ello. Inspirado en esta temática - la cual, hasta el día de hoy, me sigue inquietando-, trabajé con el Grupo Cunill y convoqué al novel dramaturgo Juan Ignacio Fernández con el placentero desafío de que escriba la historia a partir de lo que surgía en las improvisaciones. El desarrollo de los trabajos de investigación fue realmente muy pleno. La posibilidad de probar los textos escritos y volver a modificarlos permitió llegar a conclusiones que nos satisficieron enormemente. El resultado es un texto girado al grotesco, con un humor que aunque no es negro, sí es sangriento y doloroso. Como en la mayoría de mis puestas, trabajé hondamente en la acción dramática. Las actrices crearon sus personajes desde la exacerbación, con una coloración fuerte en la pintura de los mismos y un descontrol casi corporal al ver las dificultades de sus deseos"; comenta Néstor Romero