Esta es la obra maestra del teatro de Oscar Wilde. Generalmente su título se ha traducido como La Importancia de llamarse Ernesto, pero para esta nueva traducción/adaptación al Buenos Aires de hoy , con el objetivo de mantener y recrear el humor irónico y la sátira del original, nos pareció permisible adaptar el título.
Esta obra, una de las mas brillante comedias en la literatura y el teatro inglés, es notable por la variedad de recursos cómicos que utiliza. Es una comedia de enredos, de juegos de palabras, de ironías, y de personajes desopilantes. Por momentos, como en la escena de las masitas, el dialogo anticipa el humor del teatro del absurdo. La ironía desbarata las ideas mas solemnes que tenemos sobre nosotros mismos (“en las cosas verdaderamente importantes, lo esencial es el estilo, no la sinceridad”), la critica social se presenta detrás de una sonrisa (“por suerte, en este país, la educación no produce ningún efecto. Si lo hiciera sería un peligro para la clase dirigente”). Los personajes son brillantes, y en Augusta Bracknell tenemos lo que es discutiblemente la presencia femenina más graciosa de todo el teatro inglés.
Traducción y Adaptación
La traducción y la adaptación se hicieron con miras a mantener el evento teatral más que el literario, y no perder ni la comedia ni la sátira social del original, sino que transformarla en algo reconocible para nuestro público contemporáneo.
Quisimos explorar la posibilidad de adaptar esta obra tan inglesa a una situación y a un modo de vida reconociblemente nuestro, en los personajes, los lugares, y los diálogos. Para lograrlo fueron necesarios unos cambios tanto en el lenguaje como en la situación en sí: por ejemplo, los personajes no están en Londres, sino en un loft en la Recoleta,y la casa de campo es ahora el casco de una estancia en San Antonio de Areco. En los personajes y en sus discursos hay referencias directas a nuestra realidad cotidiana.
Encontramos que en esta época de globalización, donde es tan común que nos impongan realidades externas, resultó posible tomar una de nuestras realidades e idiosincracias e imponerlas a un texto extranjero sin desvirtuar el original, sino al contrario, mostrar los paralelos entre una cultura y otra, y sobre todo mantener la constante de la ironía y el humor.
Quizás el más visible de estos cambios se vea en el título mismo de la obra. Generalmente se ha traducido como “La Importancia de llamarse Ernesto” (The Importance of Being Earnest). Esta elección es curiosa por su falta de exactitud, ya que “Earnest” no traduce como “Ernesto” sino como “serio”, y “being” no traduce como “llamarse”, sino como “ser”. Es decir se ha traducido el doble sentido de la frase (llamarse Ernesto), no el sentido real (“ser serio”). El título en inglés es también la última frase de la obra, donde Oscar Wilde usa la palabra “Earnest” como opuesto de “trivial”, y al mismo tiempo hace un juego de palabras con el nombre “Ernest” (Ernesto). Es decir, la obra termina con un chiste, desbaratando la intención de ser serio. Como nuestra traducción fue hecha para una presentación teatral, intentamos mantener la intención del autor, y mantener el chiste y el juego de palabras. El paralelo más exacto que encontramos es el nombre “Franco” que mantiene el juego de palabras con “sincero”, “abierto”, que si bien no es igual en términos literarios, sí en cambio mantiene la intención escénica del autor, terminando la obra con un chiste auto-referente.
- Autoría:
- Oscar Wilde
- Adaptación:
- Hugo Halbrich
- Traducción:
- Hugo Halbrich
- Actúan:
- Carolina Alfonsin, Luján Aloé, Yamil Asch, Adrián Caram, Natalia Czaikowski, Cristina Dramasino, Alejandro Lucena, Veronica Marí
- Vestuario:
- Magdalena Biorklund
- Escenografía:
- Soledad Millán, Camila Olivero
- Peinados:
- Ricardo Fasan
- Dirección:
- Hugo Halbrich
- EL OMBLIGO DE LA LUNA (2004)
- 2004-06-05 - Oscar Wilde en Buenos Aires, hoy (LA NACION)